domingo, 11 de noviembre de 2007

COMPARTIENDO PERSPECTIVAS 12: "Cuando el hombre a veces se comporta como un animal"


El mono, el cerdo y el tigre se encuentran casi siempre dentro de cada hombre.
Pero existe, sin embargo, una gran diferencia entre el hombre y la bestia,
diferencia en cuya definición se han quemado las pestañas todos los filósofos.
El hombre tiene del mono la imitación. Millones de hombres obran y piensan
iguales, les falta originalidad. Cuando un hombre es original en la manera de
pensar o de hacer las cosas, ese hombre ha logrado matar al mono que llevaba
dentro de él mismo. Millones de hombres obran y piensan como los cerdos. Sólo
viven para satisfacer sus apetitos materiales. Son como cuerpos sin espíritu. Su
finalidad es siempre práctica y deleznable. Odian las flores por la estúpida
razón de que no pueden alimentarse con ellas; el agua clara les repugna, acaso
porque ella refleja el diáfano azul del cielo. Prefieren al aire perfumado de
los campos, el acre olor de sus chiqueros. El hombre que descubre en la vida que
nos rodea el desinterés, la abnegación y la frugalidad y que aspira a que su
mente sea tan limpia como limpio y sano debiera ser su cuerpo, logrará matar al
cerdo que vive dentro de él. Más la evolución más deplorable en el hombre es
aquella que le lleva a mantener despierto al tigre que todos llevamos dentro.
Es, entonces, el verdugo que insulta a su mujer y que pega a sus hijos. Es el
hombre que odia la paz y quiere guerra; el que se regocija con los males ajenos;
el hombre tigre goza con las lágrimas ajenas, que ríe cuando otros
lloran.
Hay que matar a esos tres animales que llevamos dentro, y que forman,
mudos, la gran bestia humana.
CLAUDIO MARSHALL

RELACIÓN CON SAN AGUSTÍN: San Agustín nos relata que los humanos, a diferencia de los animales, tenemos el don de entendimiento y razón, y que somos quienes estamos invitados a estar junto a él. Sin embargo, se muestra apenado porque algunos hombres, a pesar de que disfrutan de todo aquello que Dios ha creado, no creen en su existencia y divinidad.

Según San Agustín, los animales ven pero no razonan. Los animales tienen sentidos pero, por ejemplo, al ver un árbol éste no les habla de Dios. En cambio, los humanos al ver un árbol (forma parte de la naturaleza) vemos vida, vemos a Dios.Lo malo es que, muchas veces, el hombre que tiene entendimiento no ve y actúa como un animal.

San Agustín dice que el orden y la hermosura están en todo el mundo, y se plantea por qué hay muchas personas que no se dan cuenta.
DIANA MARÍA GAYOSO

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